Algunos retoños de las estrellas han resultado ser modélicos, mientras que otros han desbarrancado en una espiral de drogas
Si existe algo que los famosos no pueden controlar es el carácter de sus hijos. Estos, como en todas las familias, pueden seguir su mismo camino y convertirse en artistas modélicos o rebelarse y protagonizar portadas por sus conflictos o problemas.
Son muchos los herederos que deciden seguir los pasos de sus progenitores, y que se benefician de lo que puede significar en la industria del cine, música o derivados “ser hijo, sobrino, nieto o hermano de”. El último en ser noticia ha sido Patrick Schwarzenegger: el hijo de Arnold y de Maria Shriver (sobrina del presidente Kennedy) ha estrenado la película que es su debut cinematográfico, “Amor de medianoche” (se puede ver en La Plata). En el film comparte protagonismo con una guapa y joven Bella Thorne, que sufre una intolerancia aguda a la luz del sol, lo que le hace vivir de noche su romance con el personaje que encarna el hijo del que fuera Gobernador de California.
El joven de 24 años ya era conocido por sus romances con “celebs” como Miley Cyrus, con quien mantuvo una relación de algo más de cinco meses, en los que se convirtieron en la pareja del momento, hasta que él se fue de vacaciones a México y se le vio algo cariñoso con otra “amiga”. Decidieron poner fin a la relación en 2015. Actualmente mantiene una relación con Abby Champion y ya van camino de los dos años juntos.
TALLULAH WILLIS
Otra hija modélica es la joven y bella “it girl”, Ava Phillippe. La hija de los actores, Reese Witherspoon y Ryan Phillippe, con casi 19 años, es una top en tendencias, siendo fiel a su estilo.
Sus progenitores fueron padres jóvenes y eso además acentúa el gran parecido que guarda con su madre, pues siempre han tenido mucha semejanza facial, pero ahora la primogénita se ha cortado el pelo tal y como su madre lo llevaba en los años 90, convirtiéndola en lo más “twinnig” posible..
HOPPER PENN
Su salto a la fama se produjo cuando realizó su baile de Debutantes en el Hotel The Peninsula en la capital de Francia, como una princesa. Allí acudió acompañada por un aristócrata indio, lució un vestido de Giambattista Valli, en tonos dorados, de manga larga y con una voluminosa falda que le hizo ser la protagonista de la velada de las adolescentes de la “jet set”.
En este momento, es noticia por su supuesta relación con el nieto de Paul McCartney, Arthur Donald. Aunque la relación no se ha confirmado por ninguna de las dos partes, pero tiene mucha credibilidad dado que el británico nieto del antiguo integrante de The Beatles, se ha mudado hace poco a Estados Unidos para estudiar en la prestigiosa Universidad de Yale. Mientras tanto, ella aún está planteándose donde realizar sus estudios.
REESE WITHERSPOON Y SU HIJA AVA / EFE
EL LADO B DE SER “HIJO DE”
Pero también hay un lado conflictiva, menos feliz, a la exposición y las presiones de ser “hijo de”. En ese lado del espectro se encontraría, Tallulah Willis, hija de Bruce Willis y Demi Moore: la californiana de 24 años ha sufrido algunos altibajos con las drogas y el alcohol.
Sobre lo primero fueron muy comentadas las fotos que aparecieron en redes sociales en las que estaba fumando marihuana y por los problemas con la bebida tuvo que pasar por los juzgados en 2011. Ha escandalizado varias veces a la prensa del color con sus “topless” en la red Instagram y hace 4 años pasó por un centro de rehabilitación.
Sin embargo, las cosas han cambiado y el verano pasado publicó una foto en la que afirmaba sentirse “orgullosa de llevar tres años sobria y de haber salido de ese agujero tan profundo”, lo cual no podría haber conseguido sin el apoyo y la ayuda de sus padres. En este momento, se sospecha que todos los traumas y problemas se deben a que a los 13 años sufrió “bullying” porque, entre otras cuestiones, sus compañeros la llamaban fea. A esto habría que incluirle el hecho de padecer el trastorno dismórfico corporal (TDC), consistente en la preocupación exagerada, fuera de lo real, por un defecto propio, ya sea real o imaginario.
Siguiendo en lado menos bueno de los retoños de las estrellas, pero en el sexo opuesto, nos podemos encontrar con el hijo de los actores, Sean Penn y Robin Wright, Hopper Penn. El joven, también de 24 años, ha sufrido varias crisis de adicción, a pesar de haber pasado por algunos tratamientos de rehabilitación contra las drogas y el alcohol.
Él lo achaca todo a la separación de sus padres cuando tenía solo 14 años, momento en que, al parecer, su carácter cambió y empezó con las metanfetaminas e, incluso, tuvo un accidente en el que peligró su vida, según comentó hace unos meses él mismo a la publicación ES Magazine. Después de las terapias y la desintoxicación, se mudó a Nueva York para probar con la interpretación, participando en la película de que dirigió su padre “The Last Face” (2016) con lo que parecía que había reconducido su vida.
Sin embargo, ahora vuelve otra vez a las primeras planas porque fue arrestado por la policía el pasado mes de abril por posesión de drogas, junto con su pareja, la actriz Uma von Wittkamp, según confirmaba el portal TMZ. Parece que el hijo pequeño de la protagonista de la serie “House of cards” y Sean Penn vuelve a sus costumbres anteriores, pues él y su novia llevaban en el coche: 14 gramos de marihuana, cuatro pastillas de anfetaminas y tres gramos de hongos alucinógenos.