El anuncio igual generó malestar en el Gobierno de Mauricio Macri, que deberá afrontar su tercer paro general.
Los macristas se juegan a dividir a los gremios, restarle participación de los sectores del transporte, como ocurrió el año pasado. El Gobierno había ensayado un tibio intento por impedir el paro la semana pasada, con lo que ganó algo de tiempo. Pero la posibilidad de negociar se chocó de frente contra el Excel del ajuste: muchos de los planteos de la CGT van a contramano de las medidas que tomará el Gobierno, como reducir la planta de estatales, o bien tenían un costo fiscal, como eximir Ganancias. En el Ministerio de Trabajo, no obstante, se esforzaron por destacar que, pese al enojo presidencial, sigue abierta la puerta para seguir negociando hasta el 25. “El paro es innecesario y no resuelve los problemas de los trabajadores”, sostuvo Jorge Triaca, tras el anuncio.
La evaluación del Gobierno después del anuncio del paro general no varió con respecto a lo que han dicho ante otras medidas similares, ni con respecto a lo que dijo Macri cuando defendió el veto a la ley que frenaba el aumento de tarifas: “La CGT tiene que pensar que después de un paro no cambia nada”, había dicho.
Ayer en el Ministerio de Trabajo sonaba la misma melodía: “Creemos que no soluciona los problemas de los trabajadores. La voluntad de diálogo va a seguir estando. Creemos que es el camino”, indicaban cerca de Jorge Triaca. El Gobierno tenía previsto tener una reunión con la CGT en donde, según dejaron trascender, podían analizar algunos de los puntos. Otros era muy difícil que pasaran. Por ejemplo, la rebaja de Ganancias para el medio aguinaldo, que algunos sectores consideraban que era “charlable”, se daba de frente contra la política de reducir el déficit fiscal que le encomendaron al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. El reclamo de un pacto antidespidos que hizo la CGT tampoco parecía tener lugar. En el Gobierno habían firmado uno en 2016, que no se cumplió. En este caso, no estaban dispuestos a hacer ese gesto. Lo máximo que estaban dispuestos a ofrecerles era crear una comisión que revisara los números del empleo en forma periódica.
Con ese escenario, la cúpula de la CGT resolvió que lo mejor era ni tener la reunión. En el Gobierno, decidieron atribuirlo a internas entre los distintos sectores: “Hoy se suspendió por cuestiones internas de ellos. Todos piden cosas distintas. Así que se resolvió suspender la reunión y no hay fecha para una nueva. Habrá que ver qué pasa. Teníamos voluntad de buscar soluciones”, decían los negociadores macristas. Está claro que una estrategia para el oficialismo de aquí al 25 será acicatear esas internas para debilitar el paro general. Como ya se hizo en otras oportunidades, el oficialismo intentará aislar a las dos CTA, y ahora también a Hugo Moyano. Y buscará vincular la medida al kirchnerismo, como ya planteó cuando el Senado se aprestaba para aprobar la ley que reducía el aumento de tarifas.
En la reunión de Gabinete de ayer que encabezó el presidente había quedado claro que el límite para la negociación con la CGT era no tocar el ajuste ya pactado con el FMI. Con esa directiva, no dejaron demasiado margen a la central sindical para que levantara la medida. Lo máximo que habían llegado a ofrecer fue un decreto para incrementar las paritarias un cinco por ciento, si las empresas así lo deciden. Lo firmó Macri la semana pasada. Esto le pondría un nuevo techo a las paritarias, ahora del 20 por ciento, por debajo de la mayoría de las estimaciones de inflación para este año.
Sobre el planteo de la CGT de revisar el proyecto para reducir el cálculo de las indemnizaciones, que el oficialismo presentó en el Senado, habían dejado trascender que era algo negociable. No obstante, en este escenario con el paro convocado el macrismo no parece que vaya a dar marcha atrás con la iniciativa en la Cámara alta.
También existía una oferta para liberar fondos que le adeudan a las obras sociales sindicales: son más de cuatro mil millones de pesos. Pero esta vez no bastó con esa promesa. Como le ocurrió al macrismo con la negociación de la ley de tarifas, con el senador Miguel Angel Pichetto –que respaldó la medida de la CGT– la posibilidad de negociar pareció llegar demasiado tarde.