Una empresa española es la preseleccionada. Si resulta adjudicada, en unos 30 días debería empezar las tareas.
Son horas decisivas para el proceso de búsqueda del ARA San Juan. Esta semana, luego del feriado, el Gobierno podría definir la adjudicación a la empresa española Igeotest Geoscience Group, una de las 9 que participó de la licitación lanzada de urgencia y cuya oferta de 3,7 millones de dólares resultó preseleccionada a fines de mayo. Si no aparecen objeciones en el final -impugnaciones, o que la licitación termine desierta- Igeotest deberá recibir toda la información disponible sobre el submarino, armar un plan de búsqueda y en poco más de 30 días podrían iniciarse operaciones en el mar.
A la espera de la definición, según pudo saber Clarín, ya está en Buenos Aires el CEO de la empresa española, Marcelo Devincenzi, un argentino que emigró hace más de 30 años. Poco se sabe de Igiotest, y en la licitación aparecían como favoritas las empresas SEA, del venezolano Hugo Marino -quien prometió a los familiares de los tripulantes del ARA San Juan hallar el submarino en 100 días- y Ocean Infinity, que participó de la búsqueda del avión de Malaysia Airlines desaparecido en el Océano Indico.
“La pérdida del submarino ocurrió en el momento en que yo estaba justamente navegando por el Pacífico Sur y me afectó de una forma personal importante. Yo estudié geología en Argentina y luego completé mis estudios en Ingeniería Geológica en España, especializándome en estudios en el mar”, le escribió hace poco Devincenzi al familiar de un marino desaparecido, en un mensaje que viajó por redes sociales.
Clarín pudo averiguar de fuentes del mercado que Devincenzi, 62 años, porteño pero criado en Ramos Mejía, geólogo graduado en Exactas, dejó el país en 1983. Igeotest se especializa suelos y subsuelos -por ejemplo, en los estudios previos a instalar líneas de trenes de alta velocidad- y desde los años 80 se volcó a los suelos marinos, para la instalación de plataformas petroleras o de cables submarinos. “No hay parque eólico marino en los que no hayan trabajado en los últimos años”, contó una fuente del sector.
El trabajo más parecido a lo que sería la búsqueda del San Juan lo hicieron para el tendido de un cable submarino de electricidad entre Francia y España. “Se investiga el suelo marino, si hay obstrucciones, barcos hundidos, bombas que pueden estallar”, relataron las fuentes que pusieron de ejemplo el caso de Normandía, plagada de material bélico hundido y enterrado en el lecho marino, escenario del desembarco aliado en Francia en la Segunda Guerra.
El proceso licitatorio para esta búsqueda privada del ARA San Juan comprometida por el Gobierno aún genera controversias con grupos de familiares, que descreen de todo y han criticado duramente al Gobierno y a la Armada. Quienes conocen a Devincenzi aseguran que para él no es sólo un desafío profesional sino “una tarea humanitaria y tiene muy en cuenta el dolor de los familiares”. El líder de Igeotest no es ajeno al mundo naval: hizo el Liceo Naval en Río Santiago a fines de los 60, luego fue voluntario a la Antártida a bordo del Bahía Aguirre que aprovisionaba las bases argentinas en la época. Según relatan, esa experiencia lo decidió a estudiar geología.
En la licitación se decidió dejar de lado la contratación de un buque, y se usará uno de la Armada, el ARA Austral, según anticipó el ministro de Defensa, Oscar Aguad. Este buque está en reparaciones y debería estar operativo en julio.
El contraalmirante Luis López Mazzeo, comandante de Alistamiento y Adiestramiento de la Armada, durante su informe a la Comisión bicameral especial investigadora sobre la desaparición del Ara San Juan, la semana pasada.
Si se adjudica a Igeotest la búsqueda, la empresa proveerá un vehículo autónomo submarino (AUV), que será lanzado al agua y operado desde el buque. Los rastreos llegarán hasta los 1.200 metros de profundidad, en el talud (pendiente) donde se supone habría caído el submarino cuyo último contacto fue el 15 de noviembre pasado. Igeotest estimó que el rastreo del área, de 60 por 40 millas llevará 110 días, sin contar problemas de mal tiempo o desplazamientos del puerto a la zona de búsqueda. Quienes conocen la operación indican que la clave no es el AUV, sino el equipo de alta tecnología que transporta: “la ‘estrella’ es el SAS, el sonar de apertura sintética, un equipo de avanzada que tiene gran definición de las imágenes”. El AUV lleva también un “subbottom profiler” (que permite ver el perfil del terreno, y objetos enterrados), magnetómetro y una sonda de barrido lateral. El desafío es muy grande. Si se logra localizar al submarino, después un robot deberá bajar para verificar imágenes y tratar de establecer qué sucedió.