“Nunca vi una marcha por niños abusados por curas”, dijo María Eugenia Estenssoro, que apuntó a la Iglesia.
El debate sobre la legalización del aborto subió de temperatura en esta tercera reunión del plenario de Senadores. Los tiempos pautados para los oradores se extendieron mucho más por preguntas de los legisladores, que en muchos casos atacaron o se sintieron atacados por las palabras de los expositores. Se habló de “chicanas”, “falta de respeto”, “ataques personales”, “intromisión a la intimidad”.
Este tercer encuentro cambió de salón a otro más grande, el de las provincias. La idea era que 18 oradores -mitad a favor, mitad en contra- tuvieran sus siete minutos y todo ocurriera entre las dos y las siete de la tarde de este martes. Pero a esa hora aún faltaban hablar diez especialistas. Mario Fiad, senador radical al frente del plenario, tuvo que calmar los ánimos en repetidas oportunidades y cortar discusiones.
Los cuestionamientos comenzaron al terminar la exposición de Sonia Tarragona, licenciada en Economía, de la Asociación de Economía de la Salud (AES), que presentó un informe de la cantidad de dinero que ahorraría el Estado con el aborto legal: unos 7.000 millones de pesos. La senadora Elías de Pérez, contraria a la legalización, preguntó qué fundación internacional la financiaba.
Beatriz Mirkin (FpV Tucumán) protestó: “Los que se oponen preguntan acá quién está financiando a los que apoyan, yo conozco acá a muchos senadores bancados por fundaciones que viajan por todo el mundo”. Pedro Guastavino (PJ Entre Ríos): “¿Es que sospechan de la buena fe? No me parece normal que se hagan este tipo de preguntas”.
Luis Durand Figueroa, especialista de esófago del Cemic recibió abucheos cuando mostró videos antiguos de médicos y fetos “abortados” moviéndose. Habló del “plan de negocios” de quienes apoyan y de “cultura del descarte”. Alfredo Luenzo, de “Chubut Somos Todos”, se quejó: “No somos genocidas, acá estamos todos por la vida, no es necesario decirnos asesinos ni mostrar esas imágenes”. Paola Bergallo, abogada, investigadora del Conicet, dijo que “es la anomia o la aprobación de esta ley”.
La periodista María Eugenia Estenssoro apuntó directamente a la Iglesia. “Somos nazis de guante blanco nos dijo el Papa”. Y mostró folletos que la Fundación La Merced está repartiendo en los colegios religiosos: “Muestran fotos de fetos y muertos por el Holocausto, y dicen que es lo mismo, ¿les parece material didáctico para las escuelas? Además, están en contra de los anticonceptivos. La actitud de la Iglesia me tiene estupefacta. Se preocupan por el embrión y no por las mujeres y los niños abusados. No vi ninguna marcha por los niños abusados por los curas”. Hubo aplausos, aunque están prohibidos.
Le siguió otro periodista, Mariano Obarrio, que fue “en representación de todas las organizaciones que defendemos las dos vidas”. Obarrio habló de “tráfico de órganos de fetos humanos”, dijo que el dictamen “es groseramente anticonstitucional” y “aberrante”. Pidió “dejar nacer a nuestros pibes”, “listas de médicos abortistas”. Se quejó de la “ideología de género”. Citó a Evita y a Perón como “defensores de la vida que querían poblar a la Argentina”.
“No voy a admitir que me diga asesina ni genocida. Usted habla de pro vida y nos dice pro muerte. Le pido respeto”, se quejó Mirkin. María de los Angeles Sacnun, de Santa Fe, también protestó: “No se me ocurre que acá haya nadie contra la vida, lo suyo es una falta de respeto y una descalificación”. Pero Obarrio siguió: se mostró en contra del aborto aún en casos de violación, dijo que los medios de comunicación apoyan el aborto, que “la mayoría de los periodistas está a favor pero la sociedad no”, y dijo que “ser abortista es cool”.
Mientras Obarrio bajaba del estrado, subía Nelly Minyersky, abogada y una histórica de la Campaña Nacional por el Aborto Legal Seguro y Gratuito. A los 89 años, fue aplaudida antes de que empezara a hablar. “Acá se escucha cada cosa que parecería que estuviéramos en el siglo XIX… No tengan miedo, la ampliación de derechos no obliga a nadie a abortar, en cambio quienes se oponen sí intentan imponer su postura y obligan a las mujeres a tener hijos. Los embarazos forzados son tortura. Este proyecto es constitucional, es bioético”.
Al ritmo que iba, la reunión se estimaba terminaría a la medianoche. Sin embargo, todo se aceleró y el último orador, el abogado constitucionalista de la UBA, Alfredo Vítolo, culminó su exposición pasadas las 22.30. Este miércoles será el cuarto plenario, con otros 24 oradores.
Fuente: Clarín