Ocurrió en el municipio de Maipú, en el Gran Mendoza. El domingo por la noche, fueron asesinadas a cuchillazos una joven de 22 años, su madre, de 48, y el sobrino de 4. Detuvieron al novio de la joven.
Dos mujeres, una madre y su hija de 22 años con discapacidad motriz, y un niño de 4 años, nieto y sobrino de ambas, fueron asesinadas en una vivienda del municipio de Maipú, en el Gran Mendoza. Por el triple crimen fue detenido el novio de la joven, de 23 años, al que le encontraron rastros de sangre en sus zapatillas. Las investigaciones apuntan a un femicidio y un doble homicidio vinculado. La madre del detenido aseguró que su hijo “es inocente”, y que “estaba con nosotros y antes había estado en un partido de fútbol”.
El triple homicidio ocurrió entre las 11 de la noche del domingo y la 1 de la madrugada del lunes, en la casa 18 de la manzana F, del barrio Bandera Argentina. Allí se encontraba la dueña de casa, Alejandra Ferreyra, de 48 años, junto a su hija, Karen Arenas, y su nieto Yariel Bruno, hijo de Janet, su otra hija, quien había salido a cenar con amigos.
Alrededor de la 1.30, cuando la mujer regresó a la casa ubicada cerca de la calle Tropero Sosa, en la que vivía con su hijo, su mamá y su hermana, se encontró con un panorama aterrador: los cuerpos presentaban signos de violencia y heridas de arma blanca. Pese al estado de conmoción, la joven logró llamar al 911, y alertar a sus vecinos con los gritos.
Minutos después, llegaron investigadores policiales y judiciales, a los que se sumaron efectivos de la Policía Científica, que realizaron un estudio preliminar de la escena del triple crimen.
Según fuentes de la causa, de acuerdo a los primeros análisis, la entrada no fue violentada ni fueron sustraídos objetos de la vivienda. Estaban los electrodomésticos y los celulares de las víctimas. Razón por la cual, para los investigadores, la posibilidad de un robo quedaba descartada. Según esas mismas fuentes, quien cometió los asesinatos intentó “limpiar la escena del crimen”.
Pero fueron los testimonios de los vecinos, que señalaron que durante la noche vieron al novio de Karen Arenas, Ezequiel Ledesma, retirarse del lugar, los que orientaron la pesquisa hacia el joven que vive a unos cincuenta metros de la casa de las víctimas.
Al ser interrogado, el muchacho reconoció que había estado en la casa de su novia, con la que mantenía una relación desde hacía dos años, pero aseguró que se había retirado a las 22.30, casi a la misma hora en que salió Janet a juntarse con amigos. Sin embargo, el hecho que determinó su detención como sospechoso del triple crimen fue que al allanar la vivienda de Ledesma los policías encontraron que sus zapatillas tenían manchas de sangre.
Nora, la madre del joven, aseguró que su hijo “es inocente” y que al momento del hecho se encontraba con sus amigos. “Mi hijo estuvo jugando a la pelota con los amigos y después, cuando escuchamos los gritos, fuimos a ver qué pasaba”. “El corrió a ayudar a la cuñada, a la mamá del nene que está muerto y vimos el móvil, gritos. Corrimos a ayudar a esta chica para ver qué pasaba y ahí nos encontramos con la sorpresa de lo que había pasado”, dijo la mujer en declaraciones a la prensa.
Además, sostuvo que las manchas de sangre encontradas en las zapatillas de su hijo fueron llevadas a su vivienda por el perro caniche. “El perro era de los dos. El perro iba y venía de las dos casas. Se manchó y después se acostó sobre la zapatilla de mi hijo”, argumentó.
Y remarcó que su hijo no tiene antecedentes y que siempre estuvo muy pendiente de su novia. “Siempre la llevaba y la traía a todos lados. Ellos eran inseparables”, aseguró.
En tanto, el fiscal de Homicidios Carlos Torres, a cargo de la instrucción, aguarda los resultados de una serie de peritajes, entre ellos, el del material genético hallado en las zapatillas, para resolver la situación procesal de Ledesma.
Fuente: Página/12