Mientras se discute lo indiscutible -que el preservativo es una herramienta clave en la prevención de las enfermedades de transmisión sexual-, la epidemia de VIH/sida sigue su curso, nutriéndose de la pérdida de temor de buena parte de la población ante un virus que, gracias al avance de los tratamientos, ha perdido el aura de letalidad que portaba años atrás. En ese contexto, el VIH/sida se aprovecha de quienes por falta de información creen que no se trata más que de un mal menor a tolerar a cambio de un encuentro sexual sin protección, o incluso de aquellas que no se consideran las destinatarias de los mensajes de prevención.
Este es el caso de las mujeres de entre 45 y 59 años, un grupo etario cuya presencia dentro de los nuevos diagnósticos se ha incrementado significativamente en la Argentina. “Las mujeres por encima de los 40 están empezando a tener una relevancia que no habían tenido hasta ahora en la historia de la epidemia”, comentó Sergio Maulen, director de Sida y Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) del Ministerio de Salud de la Nación, cuando dio a conocer el último boletín epidemiológico de su área, que muestra que hoy una de cada cinco mujeres con VIH es diagnosticada a partir de los 45 años de edad.
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El incremento de nuevos diagnósticos de VIH en mujeres mayores de 45 llama más la atención en un contexto en el que la epidemia en la Argentina vuelve a ser cada vez más masculina: hoy, casi el 70% quienes viven con VIH son varones. Y es que mientras la tasa de nuevos diagnósticos en mujeres se encuentra en retroceso (a excepción de las mujeres de 45 a 59 años), la de varones sigue estable. Con un dato más para agregar que destaca el retroceso que ha tenido la prevención en la población masculina: hay un notable incremento de nuevos casos de VIH entre los varones de 20 a 35 años que tienen sexo con varones, los que representan hoy uno de cada cuatro nuevos diagnósticos de VIH.
“Al principio de la epidemia, los varones que tienen sexo con otros varones se habían asustado mucho porque vieron cómo la gente se enfermaba y se moría -recordó Pedro Cahn, director científico de la Fundación Huésped-. Hoy ya no está esa percepción de que se trata de una enfermedad grave, porque con una pastilla al día uno puede tener una expectativa de vida similar a la de una persona VIH negativa. Pero no se toma en cuenta que no hay cura y que, por lo tanto, las personas deben hacer el tratamiento de por vida y con controles periódicos”.
Recuerdos desvanecidos
La caída en el uso del preservativo es uno de los factores que se encuentran detrás del incremento de nuevos casos de VIH en varones que tienen sexo con varones, y no es un fenómeno excluyente de la Argentina. Si bien no existen estadísticas confiables sobre uso de preservativo en el país, otras naciones sí cuentan con información al respecto. Un estudio realizado en Australia en varones gays y bisexuales muestra que el uso del condón cayó del 46% al 31% entre 2014 y 2017.
“El uso del preservativo está desapareciendo entre un gran número de varones gays”, escribió el historiador Patrick William Kelly en la columna de opinión The End of Safe Gay Sex?, publicada recientemente en The New York Times. En parte, sostiene, esta caída se debe al incremento del uso de medicación antirretroviral en forma preventiva en personas VIH negativo con conductas de alto riesgo -un esquema profiláctico adoptado en algunos países apodado PrEP-, pero, también, “un componente crucial es el desvanecimiento de los recuerdos de la crisis del sida”.
“El sida ya no es una crisis, al menos no en los Estados Unidos, y esta es una historia de éxito de la salud pública -escribió Kelly-. Pero también significa que una generación entera de varones gays no tienen memoria ni interés en la devastación que causó. El sida catalizó una cultura de salud sexual que ha comenzado a desintegrarse delante de nuestros ojos”.
Hoy, el retroceso del uso del preservativo atraviesa todas las elecciones sexuales y es especialmente palpable en los más jóvenes. Un estudio realizado por la compañía Skin Condoms muestra que el 48% de los millennials no usan nunca o usan raramente preservativo en sus encuentros sexuales.
De la caída en desgracia del preservativo da cuenta el rampante aumento de enfermedades de transmisión sexual como la sífilis. “En los últimos años, se triplicaron los casos de sífilis en toda la población -confirmó la infectóloga Carla Vizzotti, presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología-. El avance de los tratamientos antirretrovirales que permite que el VIH se convierta en una enfermedad crónica hizo que muchos dejaran de cuidarse y de usar métodos de barrera como el preservativo, por lo que hay un preocupante aumento de infecciones de transmisión sexual”.
Las mujeres, primero
La brecha que separa al número de varones del de mujeres que conviven con el VIH no para de crecer en la Argentina. Actualmente es de 2,4 hombres por cada mujer VIH positivo y, en el contexto de una epidemia cada vez más masculina, es notorio el aumento de nuevos diagnósticos en mujeres mayores de 45 años. Siendo que en la población femenina el 97% de esas infecciones se producen por relaciones sexuales sin protección, es importante preguntarse si la ausencia de uso de preservativo aquí responde a las generales del retroceso en su utilización.
“En estas edades, muchas parejas se desarman después de años o décadas de convivencia y la mujer al volver a la vida sexual después de mucho tiempo o de nunca haber usado preservativo no lo incorpora porque no siente que esté en riesgo de contraer VIH/sida, porque lo considera erróneamente un problema de jóvenes”, advirtió Pedro Cahn. “Esa falta de percepción de riesgo es incluso compartida por los médicos, que no suelen preguntarle a una persona mayor si se cuida en sus relaciones sexuales, así como tampoco le solicitan un test de VIH”, agregó.
En este caso, el no uso de preservativo se da en una etapa de la vida en la que la mujer, tras la menopausia, pierde su capacidad reproductiva: ¿para qué cuidarse si ya no puede quedar embarazada y no se reconoce en riesgo de contraer VIH? “Las causas son multifactoriales -sostiene Carla Vizzotti-. Se suma que es una edad a la que muchas parejas se separan y se retoma la vida sexual, la posibilidad de que ante una nueva pareja el varón se niegue a utilizar el preservativo, relacionar su uso solo con la prevención del embarazo, no identificarse en riesgo… En conjunto, todas señalan la necesidad de seguir derribando mitos en torno a si alguien puede o no tener una infección de transmisión sexual”.
Por: Sebastián A. Ríos